martes, 19 de febrero de 2013

ENTENDER NUESTRO PRESENTE.- ¿EL ARQUITECTO DE LA PLAZA DE ESPAÑA DE SEVILLA EN VVA DE CÓRDOBA?


¿ANÍBAL GONZÁLEZ EN VILLANUEVA DE CÓRDOBA?

· INTRODUCCIÓN

         El edificio que voy a tratar a continuación sería un tipo de edificio muy ‘sui generis’ en Villanueva de Córdoba pues es el único en la población que presenta esas características y por ello llama la atención.

Para ello empezaré comentando el tipo de edificaciones para casas señoriales de la población para que al ver la diferencia que ese presenta sea más curioso.

· LAS EDIFICACIONES EN VILLANUEVA DE CÓRDOBA

Para hablar de las casas de Villanueva de Córdoba, puede decirse que se trata de una casa en piedra y que el material lítico usado lo constituye exclusivamente el granito.

La razón es obvia; Villanueva se asienta justamente en el centro de la masa granítica que configura su término.

            La piedra ha sido hasta ahora el material que ha conformado los muros exteriores de todas las dependencias del edificio y en cuanto a los materiales utilizados para individualizar estancias dentro del espacio delimitado por los muros de fachada, aparece, aún en los edificios más antiguos, una profusión del ladrillo frente al adobe.

            Las dos plantas que, por lo general, tiene cada casa se separan mediante una bóveda de aristas en torno al año 1900.

            La fachada aparece enlucida y blanqueada; las puertas y ventanas son de mayor tamaño y por lo común, están enmarcadas por jambas y dinteles de granito; de igual manera, es frecuente un zócalo del mismo material de unos 70 centímetros de altura. Aparece un número de ventanas en la planta baja de dos, una a cada lado de la puerta, y en la alta de una a tres. Por lo general las superiores son más pequeñas que las inferiores, pudiendo aparecer, en las viviendas más modestas, sustituidas por un ventanuco. El zócalo de granito, los dinteles y la profusión de ventanas, así como el esmero puesto por el alarife en su talla y lo artístico del enrejado, son un excelente indicador del nivel económico de sus moradores, que aparece todavía más claro cuando las ventanas superiores se sustituyen por balcones.

            La pavimentación del suelo también alumbra sobre la funcionalidad de la casa y la capacidad económica del propietario. En cuanto a ésta, ha sido tradicional que el pasillo central de la casa que conducía al patio, donde está situada la cuadra, estuviese empedrado de chinas, lo que le daba consistencia ante el paso de las bestias, impidiendo que resbalasen, mientras que las habitaciones y márgenes del pasillo estaban cubiertas de solería.

En las casas habitadas por familias económicamente débiles, el suelo es terrizo, cubriéndose con una capa de boñiga amasada con agua y humo de pez que impide que se levante la tierra.

            Por lo que respecta a los materiales tradicionalmente empleados, puede observarse una gran evolución que ha roto toda dependencia con el medio físico, adaptándose otros que, si más caros por tratarse de materiales de fábrica tienen la ventaja de una mayor rapidez en la construcción.

            Las partes de la casa que más han acusado la evolución de los materiales han sido la cubierta y el piso de separación de las plantas, donde las vigas de encina, los tiguillo o el cañizo y la bóveda, han desaparecido sustituidos por la rasilla o los pretensazos. Por otra parte, el cemento ha desplazado el barro tradicional.

            Finalmente, la evolución de estos materiales hay que insertarla en el contexto de una evolución funcional de la casa, así, el menor grado de dependencia que hoy día tiene ésta respecto a la explotación, le ha conferido casi exclusivamente el papel de vivienda, a tono con el cual se han creado necesidades nuevas que exigen dependencias y materiales hasta ahora poco difundidos.

            El grosor y la solidez de los muros dotan a la casa de unas condiciones isotérmicas que hacen innecesarias grandes medidas de protección frente a los cambios de temperatura.

La escasez de precipitaciones y su carácter casi siempre de precipitaciones líquidas, no plantea la necesidad de dispositivos especiales de protección, que quedan reducidos a una suave inclinación de las canales, con lo que de sobra está asegurada la evacuación de las aguas.

· ILUSTRACIONES CASA TÍPICA:

CALLE REAL
 



CALLLE CAÑUELO



CALLE CONQUISTA
 

 
 
· INTRODUCCIÓN EDIFICIO REGIONALISTA

         Podemos ver como en la Plaza de España de Villanueva de Córdoba se levanta un edificio que para nada tiene que ver con lo anterior comentado pues en lugar de tener un enlucido de color blanco en su pared se presenta en ladrillo visto.

            Esto nos llama la atención si vemos como las casas señoriales coetáneas de este enclave se presentan con las características antes denominadas, destacando además como en esta población se exige el uso del granito en las fachadas pues es la piedra autóctona y para poseer una estética no discordante debe llevar esto o una imitación de este por pintura pero nunca otro material; aquí ese material es respetado pero en lugar de hacer una composición de muro que fuera enlucida de blanco para tampoco perder dicha estética, se presenta el ya nombrado ladrillo.

· HISTORIA

         Por fotos de la época este edificio estaría ya terminado allá por 1908. Cuentan los actuales dueños de la casa que el que encargó hacer este edificio era apodado ‘El Exquisito’ por sus gustos refinados, un hombre de alta alcurnia del pueblo con un gran número de terrenos en su poder, estudió en Sevilla en los primeros años de siglo y era amigo del afamado Aníbal González y que le mandó que le hiciera un edificio en su pueblo.

            El enclave escogido es excepcional pues se presenta en el centro neurálgico de la población en ‘La Plaza de España’; no podemos remitirnos a ningún proyecto que presente su rúbrica y por ello afirmar la realización de este arquitecto, solo los comentarios del actual dueño de la casa pues el que la encargó la vendió a los moradores actuales para que pudieran abrir en ella una tienda que aun permanece y que precisamente el Ayuntamiento le ha dado un reconocimiento últimamente por ser el negocio más antiguo de la población.        

Como digo me he remitido a los datos de la familia del que encargó la construcción que recuerdan comentarios de la amistad del “abuelo” con Aníbal González y que si hubieran conservado algún plano o proyecto de este, por las mudanzas que han tenido se hubieran extraviado; del dueño actual y del historiador del pueblo y todos coinciden en que fue realizada por Aníbal González.  Sin duda, aunque no esté demostrado, lo que sí se puede demostrar es que es un edificio diferente a lo hecho en este enclave y que presenta rasgos regionalistas a pesar de que no sea precisamente de este arquitecto.

· DESCRIPCIÓN DE LA CASA.

         Se trata de una casa con bajo y dos plantas, cada una de ellas distribuidas en dos pisos de iguales dimensiones. Están levantados con ladrillo limpio, dispuesto en hiladas de plano a soga y tizón, articulado en torno a un eje central formado por la puerta de la tienda y en el lado izquierdo iría la puerta de la vivienda en sí.

Los dinteles y zócalos irían embutidos en granito al igual que la cornisa que cuenta el dueño de la casa que fue copiada posteriormente por los arquitectos del ayuntamiento, edificio que se encuentra correlativo a este, sea o no así, si se puede apreciar su similitud aunque no es exacta pues mientras que la primera presentara ondulaciones esta vendrá con un aire menos ornamental.

Con la que sí se puede comparar de un modo exhaustivo es con una de un edificio de Aníbal González de la ‘Calle Mateos Gago’ de 1910 en Sevilla; además podemos apreciar, a su vez, las cornisitas que se jalonan de balcón a balcón como en la obra que estamos comentando; mientras que en Sevilla la presenta en el mismo material –ladrillo- en la otra aparece de nuevo el granito quizás para dar un atisbo de lo predominante en la zona.

 

Si continuamos con la descripción de la fachada, podemos ver como la esquina la resuelve en redondo no con un ángulo de 90 grados como sería lo normal en cualquier otra edificación del pueblo. Este detalle podía ser comparado con la curvatura que presentan en las esquinas edificios señalados de Aníbal González como entre otros, el desaparecido ‘Café de París’ de la Campana Sevillana o el ‘Edificio Siena’ de la Plaza de Las Tendillas cordobesa.

 

Podemos destacar también en su fachada el movimiento de la forja de las rejas de los balcones que dan un aire modernista sin parangón en el pueblo pues de ahí destacamos que los que las crearon no eran de la zona, y son análogas a las de la ‘Casa del Sr. Sainz de Rozas’ en Sevilla de José Gómez Millán cuñado de Aníbal González y perteneciente a una gran saga de arquitectos encabezada por su padre José Gómez Otero (1845 – 1920).


 
       Al igual que estos balcones se aprecia también en la baranda de la escalera de la casa o en la cancela unas interpretaciones similares.

 
                                                                             

     · Sería pensada como una única vivienda aunque la familia lo adaptó en pisos para su habitabilidad por las hijas del dueño y claro sin estar desde un principio en el piso bajo pensado establecer un local comercial por lo que llama la atención, una vez más, como los techos de la casa son muy altos cosa inusual en la población o en la zona.

Cuentan los moradores que estaría articulada en su interior en torno a un patio con soportales y en su centro palmeras, cosa ahora que no queda pues fue transformado para hacer las veces de trastienda, el echo de que hubiera palmeras es muy significativo si tenemos en cuenta que Aníbal González fue pionero en la colocación de palmeras y naranjos en el urbanismo; primero se daría en Sevilla fomentado por él como ya he dicho, y luego lo veremos en cada una de las poblaciones fundamentalmente andaluzas por el clima para su perfecta conservación.

De su interior poco tenemos que destacar aparte del ya citado patio que sería una gran norma del carácter constructivo de la época en Sevilla pero sí sería relevante mencionar el soporte que esta casa utiliza.

            De entrada es ya diferente al usado, como hemos visto, en la arquitectura vernácula porque en esta predomina la bóveda de aristas y los pilares gruesos y aquí contrariamente se usan techos planos, altos y es destacable la aparición de una columna de acero que se alza desde el sótano hasta el segundo piso.

Esta presenta una basa donde habrá una inscripción que en principio sería importante pues pone como ha venido desde Sevilla ya que aquí era donde se situaban las manufacturas de fundición en las que se fabricaban; además de que tiene un número que en su momento sería identificativo de esa serie; llama como bien he dicho la atención porque aunque el arquitecto del edifico fuera local o de la zona, nunca se le hubiera ocurrido ir a Sevilla a por una columna para hacer las veces de pilar de la edificación.

     

         Esta columna iría con un fuste estriado y poseerá también un capitel sencillo formado a base de hojas de acanto.

      

         Los elementos sustentantes del resto de la vivienda serán paredes de ladrillo enlucidas y pintadas como en las viviendas de hoy en día no serán como las coetáneas del pueblo que iban con piedra revestidas.

Siguiendo con la comparación de esta fachada con la de ‘Mateo Gago’ se aprecia que en ambas hay una considerable reducción en la decoración. Es así mismo significativo la simplificación que se ha hecho en las referencias a los estilos históricos. Parece evidente que en esta casa se logra plasmar el espíritu del denominado "estilo sevillano". Frente a otros edificios suyos en los que las fuentes de inspiración se hacen evidentes, en esta ocasión nos encontramos con una fusión del repertorio formal del Renacimiento, muy sencillo y plano, y de la ornamentación mudéjar, a base de ladrillo tallado con distintos motivos, que se dispone en torno a los balcones y en el eje de la fachada principal por lo que existiría el eclecticismo que predomina a principios de siglo en las construcciones sevillanas como posteriormente desarrollaré.

Por lo demás no destaco nada porque al haber sido reformada, en su observación no he reparado nada más que pueda llamar la atención y comparar con las edificaciones del regionalismo sevillano y/o que sea a su vez distinto a lo autóctono.

· LA ARQUITECTURA ESPAÑOLA DEL PRIMER TERCIO DEL  S. XX.

         Cuando Aníbal González concluye sus estudios de arquitectura en 1902, la arquitectura europea está intentando buscar alternativas al callejón sin salida que representa el eclecticismo.

            Hay un deseo de cambio profundo alineado con las corrientes renovadoras de la cultura. Los diversos modos y maneras con que este “estilo 1900” se manifiesta tienen todo el carácter de un florecer concentrado. Es el reflejo de un estado de ánimo general, de una voluntad de cambio que se manifiesta en los ambientes más desarrollados, más propicios.

Sevilla tuvo en el Aníbal González recién llegado un arquitecto modernista, y con él varios de entre sus colegas coetáneos. Los jóvenes que por aquellos años concluían sus estudios en Barcelona, e incluso en Madrid, no podían sustraerse al atractivo que el “nuevo estilo” prodigaba; muchos de ellos, de vuelta a sus ciudades de origen, llevaron a cabo edificios en los que lo aplicaban.

 

De una parte el joven arquitecto que ejecutaba en su ciudad una obra modernista lo hacia sin unas motivaciones culturales profundas, en definitiva se trataba de la elección de un estilo nuevo de moda dentro del catálogo que su eclecticismo le permitía usar.

            En Sevilla, las corrientes burguesas renovadoras eran débiles y parcas frente a la oligarquía dominante; y de cualquier modo, la estructura económica y el ambiente cultural no estaban en condiciones de arropar semejantes novedades.

            · La ponencia “Orientaciones sobre el resurgimiento nacional” dice que “la absoluta libertad con que el artista arquitecto puede desarrollar sus concepciones”, “siendo la arquitectura un arte tradicionalista, puesto que tiende a perpetuar las formas pasadas, modificándolas constantemente, según los gustos y las necesidades sociales de la época, es muy conveniente para la buena orientación de la arquitectura nacional, el estudio de nuestros estilos históricos, para contribuir a la interpretación española, en cada época del arte arquitectónico”.

            Se afirma, pues, el historicismo como única vía, como único oriente, para las tareas del arquitecto; por ello “en las Escuelas de Arquitectura se dará importancia a la enseñanza de nuestros estilos históricos”, y de “estas enseñanzas y en las particulares de libros, conferencias, etc… se procurará obtener un cuerpo de doctrina, en el que se exprese netamente cuáles son las características de la arquitectura de cada región en cuanto a la disposición, la construcción y la decoración”.

· LA ARQUITECTURA SEVILLANA.

         Este período, que se inicia con la profunda transformación que significó el comercio de Indias y los cambios estructurales subsiguientes, tiene su expresión arquitectónica en la incorporación del lenguaje del Renacimiento, el cual perduraría con todas las crisis e involuciones manieristas y barrocas hasta la consumición del neoclasicismo, con la asunción de los eclecticismos, y la conciencia, aceptada o reprimida de los profundos cambios que el industrialismo anunciaba.

            La arquitectura común que se construye en Sevilla a comienzos de siglo está realizada en una amplia proporción por maestros de obras. Y si bien la mayor parte de su producción no pasa de un nivel mediocre, al igual que la firmada por arquitectos, existe un grupo de profesionales, tanto entre los titulados como los que no lo son, que realizan una obra digna, incluso en ciertos casos interesante.

            El andalucismo regionalista, la fogosidad dialéctica, el llamamiento a la acción para sacar a Sevilla de su desgana, va a plasmarse en una atención a las reformas urbanas y en la iniciativa de promoción de la arquitectura sevillana mediante la convocatoria de un concurso municipal para premiar a la mejor producción edilicia.

            El historicismo era la única vía posible, ya que no existía un espíritu progresivo que oponer por parte de los arquitectos ante la alternativa. Se avecinaba una etapa de amplio quehacer y todos estuvieron dispuestos a participar con las condiciones del eclecticismo; ellos eran el eclecticismo. La instauración de este, de la libre reproducción de todos los estilos es la piedra miliar del momento cultural arquitectónico; el desviacionismo de las bases conceptuables de la creatividad, ya patentes en la mentalidad arqueológica del neoclasicismo, se expresa en decadentismo, conservadurismo reaccionario, esterilidad y confusionismo cultural. Es un significante evidente de la totalidad del momento histórico.

Así el estilo arquitectónico sevillano surge de la conjunción entre unos elementos estilísticos históricos y unos elementos constructivos originales; es decir, el estilo sevillano es el resultado de pasar por el tamiz de las técnicas y artesanías constructivas locales y de la capacidad del arquitecto, el muestrario diverso de los estilos históricos, siendo para él claves el mudejarismo y el clasicismo. Guichot, Alejandro como segundo florecimiento de la ciudad en su opúsculo “Desde Riaño hasta Aníbal González. Constitución de Escuela del Estilo Arquitectónico Sevillano”, en 1928.

            Es en la tipología de viviendas urbanas en la que llegaremos a ver dominar la temática formal, sin duda como resultado de una continuidad histórica nunca rota del todo desde la formación de los arquetipos clásicos a finales del siglo XVI.

 
 
· LA FIGURA DE ANÍBAL GONZÁLEZ.

                        La abundante producción arquitectónica de Aníbal González, abarcó numerosas obras de todo tipo. No es un arquitecto dedicado en exclusiva a la construcción de obras singulares, como ha sido opinión comúnmente extendida. La edificación de casas entre medianeras, por ejemplo, fue emprendida repetidas veces por él; e incluso llegó a efectuar obras de ampliación o reforma de otras preexistentes.

            Los años del primer decenio de siglo, anteriores al concurso de la Exposición, nos muestra a un arquitecto joven, inquieto, en cierta manera comprometido con los lenguajes arquitectónicos de vanguardia en el comienzo de siglo.

         · El trabajo personal de Aníbal González contaba con dos instrumentos laterales de su particular aprecio. De un lado el uso de la cinta métrica, que para él representaba la vía de conocimiento de las cosas mensurables; continuamente medía cuantas cosas le interesaban, fuera cual fuera el volumen del artefacto que le interesase, desde cualquier elemento arquitectónico a la concienzuda medición que llevó a cabo de la ‘Giralda’, cuyos resultados utilizó para el dibujo de las secciones que incorporó a su estudio sobre el edificio, y en el que se manifiestan los aumentos de espesor de los muros conforme se eleva en altura.

            De otra parte la sistemática utilización de sus cuadernos de notas, de formato de bolsillo y pastas negras de hule, en los que reunía sus anotaciones, redactaba sus borradores, escribía acerca de todos y cada uno de sus trabajos profesionales. Es indudable que en ellos, en poder de sus herederos, se encierra un caudal inestimable para profundizar en el conocimiento de Aníbal González arquitecto.

            Aníbal González realizaba esa primera fase mediante croquis a mano alzada de escala reducida, dibujados a lápiz en una primera época y con su pluma habitual en la última. Para una producción tan extensa como la que salió de su estudio debió contar con un mínimo equipo de colaboradores.

             ¿Qué representa para la arquitectura sevillana? Antes que nada un símbolo de una mayoritaria manera de entenderla aquí y entonces, pero con la capacidad de mitifación capaz de considerar extendidos tiempo y lugar, más sobre todo, tiempo, que es la coordenada primera de los mitos.

            Fue una pieza clave de su historia contemporánea, un formalizador de ella, y por ello imprimió un carácter acusado a su medio. Sevilla era de una forma determinada cuando Aníbal González modela su madurez en ella.

            La actividad de Aníbal González resultará circunstancia clave para la historia urbana del siglo XX en Sevilla y elemento histórico para comprender la cultura arquitectónica del reinado de Alfonso XIII en España.
 
 
· LA ETAPA MODERNISTA DEL ARQUITECTO.

         La organización mural, muy plana, sostiene un subsistema decorativo aplicado. Sin embargo, las palabras de Aníbal González en la memoria descriptiva son. “La decoración exterior es bien sencilla y se limita a las líneas generales constructivas”. Y sigue: “los materiales empleados son el ladrillo fino y bloques de hormigón de cemento y el ladrillo corriente revestido con enlucido de cemento”.
 

· SU CONVERSIÓN AL REVIVALISMO.

La conversión nacionalista del arquitecto se realiza bajo la bandera de la corriente neomudéjar. El neomudejarismo; esta arquitectura neomudéjar fue el detonador de una corriente más general y trascendente en el período 1875 – 1928, aproximadamente, y es la que se ha venido en llamar la “arquitectura del ladrillo”, que si bien se originó en el neomudéjar, inundó otras corrientes historísticas siendo ampliamente desarrolladas mediante el uso masivo de sus técnicas constructivas, y ofreciendo con él toda una gama de aportaciones expresivas, nacidas nacionalistas pero orientadas hacia una honradez y simplicidad expresivas.

            Producción masiva, maestría constructiva, baja economía, variabilidad de diseño, con base tanto en las amplias posibilidades en su aparejo como en una labra enormemente rica y no muy difícil, permitieron que el fuerte ritmo constructivo que en los últimos decenios del siglo XIX se produjo en las grandes ciudades del país, viniese expresado en gran medida bajo la modalidad neomudéjar o, al menos, mediante las técnicas constructivas y expresivas del ladrillo.

            Se produce pues el inicio de las tareas de Aníbal González dentro de la arquitectura nacional bajo la corriente neomudéjar, de cuya mano se abrirá su densa producción de arquitectura en ladrillo que perdurará a lo largo de toda su vida, con orientaciones estilísticas diversas en momentos intermedios, para abrazar después un lenguaje clásico que abandonaría en pocas ocasiones, pero suficientes para mostrar la base ecléctica de su nacionalismo arquitectónico.

            En la base ecléctica de la arquitectura de Aníbal González radica el hecho de que no pueda hablarse de una nítida etapa neomudéjar. Las obras de este carácter conviven en sus principios con los últimos titubeos de modernismo y de libertad “exterior” a una estilística histórica.
 
 
· LOS EDIFICIOS DE VIVIENDAS ENTRE MEDIANERAS.

         Catalizada por el fermento de la Exposición, Sevilla va a vivir unos años de crecimiento sin precedentes, realizándose una gran producción de edificios entre medianeras, tanto en las vías interiores de nuevo trazado como en las acciones sobre solares aislados.

El denominador común a nivel de lenguaje es el historicismo, más o menos complejo, en función de las disposiciones económicas y de gusto de cada ocasión.

            Aníbal González, superada la etapa neomudéjar, pasa a introducir en sus años de madurez elementos del lenguaje renacentista pero sin abandonar la fábrica y la labra del ladrillo en limpio. Paños muy bien aparejados, con un sistema incorporado de órdenes, molduras, cornisas, etc… labradas en el mismo ladrillo.
 

· LOS ESCRITOS Y EL PENSAMIENTO ARQUITECTÓNICO.

         Aníbal González fue con su obra, y también con sus breves escritos, un defensor del nacionalismo arquitectónico, con particular inclinación a subrayar el carácter regionalista de tal actitud.

            “La casa antigua sevillana, dotada del típico patio, base esencial de la misma, rebosante de luz y de alegría, de zaguanes amplios y apeaderos, de galerías cubiertas y descubiertas, de pórticos, jardines, miradores, torrecillas, etc…” La defensa de este modelo la hace Aníbal González, los propietarios y el Ayuntamiento también, abriéndose un concurso de casa de estilo sevillano. La casa para unos pocos sevillanos.

            A José Andrés Vázquez, en “Unión Patriótica” de 6 de febrero de 1929, le dice: “Es imposible definir con exactitud lo que constituye la arquitectura sevillana por la complejidad de los factores que la determinan y por la variedad de los interesantes elementos que la componen”.

No cabe enunciar un “estilo” sevillano como un sistema de formas con cualidad y expresión significativas, que hace visible una forma de pensar y sentir. A la variedad de elementos, clave ecléctica multiestilística, se une la complejidad de factores como causa. La amplia producción edificatoria en los años 1910 – 1930 dentro del sevillanismo, se realiza con base en el desarrollo de las industrias básicas y tradicionales de la construcción, las del ladrillo, de la cerámica vidriada y del hierro fundido y forjado, aparte las de la cal, el yeso y la madera tallada.

            El lenguaje formal utilizado, exigía y venía exigido, por las artesanías constructivas de esos materiales. Así por ejemplo, el ladrillo, dueño de una tradición centenaria de enorme importancia, que tiene su cenit en la arquitectura hispano – musulmana y que permanece en la sabiduría constructiva local desde el mudejarismo hasta el barroco, prolongándose como en un epílogo final de una manera de hacer en nuestra primer parte de siglo.
 

· REFLEXIÓN FINAL. 

            De este modo vistas estas interpretaciones sobre el edificio y la información de lo que parece ser el movimiento artístico a través del cual se recoge, lo que he pretendido explicar es que aunque no se sepa el autor sí se ve de una manera explícita que no es la construcción típica de este pueblo ni de esta zona sino más similar a los movimientos de Sevilla de principios de siglo; de este modo puedo decir que estaría inconcluso hasta el hallazgo de algún plano o proyecto donde aparezca el nombre del arquitecto; viendo como, si es como aquí se afirma de Aníbal González todo lo recogido sería totalmente válido pero, si al contrario, se trata de cualquier otro se refutaría esta hipótesis y se cambiaría lo comentado adaptándolo a la maniera de este. Al igual que tendría que cambiar el título de esta investigación, donde no pondría ¿Arquitectura del Regionalismo Sevillano en Villanueva de Córdoba? porque está claro que sí aunque si lo dejara sería con un sentido de extrañeza no dudoso.

            También es importante comentar como D. Alberto Villar Movellán afirma que si es cierto que es una obra de Aníbal González, él nunca iría a este lugar a realizar la obra sino que se le darían unas pautas de cual es el tipo de edificación de la zona y de ahí diría como habría de realizarse –de ahí el uso del granito en la fachada pero eso sí sin prescindir de su característica más común que es el uso del ladrillo-; destacando de igual modo el profesor que a lo mejor expuso la profusión de decoración en su fachada u otros puntos clave de sus construcciones pero los albañiles que la realizaran no le harían mucho caso o simplemente que no tenían la capacidad ornamental del maestro.

            Este ladrillo también es destacable como no sería el usado por el arquitecto en Sevilla, por ejemplo, en la ‘Plaza de España’ sino que presenta un color de la arcilla distinto destacando como sería el que se hiciera en la zona de Los Pedroches y no exportado desde allí como otros elementos constructivos que sí hemos podido ya analizar.  

 
· BIBLIOGRAFÍA.

· PÉREZ ESCOLANO, V.: Aníbal González, arquitecto (1876 – 1929). Arte Hispalense; 1996; Sevilla.

· VALLE BUENESTADO, B.: Villanueva de Córdoba. Estudio geográfico de un Municipio de los Pedroches; Estudios Cordobeses - Diputación Provincial de Córdoba; 1978; Córdoba. 364 – 367 Págs.

· VILLAR MOVELLÁN, A.: Introducción a la Arquitectura Regionalista: el Modelo Sevillano. Universidad de Córdoba, Departamento de Historia del Arte. Córdoba, 1978.


 

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