¿ANÍBAL GONZÁLEZ EN
VILLANUEVA DE CÓRDOBA?
·
INTRODUCCIÓN
El edificio que voy a tratar a continuación sería un tipo de
edificio muy ‘sui generis’ en Villanueva de Córdoba pues es el único en la
población que presenta esas características y por ello llama la atención.
Para ello empezaré comentando el tipo de edificaciones para casas
señoriales de la población para que al ver la diferencia que ese presenta sea
más curioso.
· LAS
EDIFICACIONES EN VILLANUEVA DE CÓRDOBA
Para hablar de las casas de Villanueva
de Córdoba, puede decirse que se trata de una casa en piedra y que el material
lítico usado lo constituye exclusivamente el granito.
La razón es obvia; Villanueva se asienta
justamente en el centro de la masa granítica que configura su término.
La
piedra ha sido hasta ahora el material que ha conformado los muros exteriores
de todas las dependencias del edificio y en cuanto a los materiales utilizados
para individualizar estancias dentro del espacio delimitado por los muros de
fachada, aparece, aún en los edificios más antiguos, una profusión del ladrillo
frente al adobe.
Las
dos plantas que, por lo general, tiene cada casa se separan mediante una bóveda
de aristas en torno al año 1900.
La
fachada aparece enlucida y blanqueada; las puertas y ventanas son de mayor
tamaño y por lo común, están enmarcadas por jambas y dinteles de granito; de
igual manera, es frecuente un zócalo del mismo material de unos 70 centímetros
de altura. Aparece un número de ventanas en la planta baja de dos, una a cada
lado de la puerta, y en la alta de una a tres. Por lo general las superiores
son más pequeñas que las inferiores, pudiendo aparecer, en las viviendas más
modestas, sustituidas por un ventanuco. El zócalo de granito, los dinteles y la
profusión de ventanas, así como el esmero puesto por el alarife en su talla y
lo artístico del enrejado, son un excelente indicador del nivel económico de
sus moradores, que aparece todavía más claro cuando las ventanas superiores se
sustituyen por balcones.
La
pavimentación del suelo también alumbra sobre la funcionalidad de la casa y la
capacidad económica del propietario. En cuanto a ésta, ha sido tradicional que
el pasillo central de la casa que conducía al patio, donde está situada la
cuadra, estuviese empedrado de chinas, lo que le daba consistencia ante el paso
de las bestias, impidiendo que resbalasen, mientras que las habitaciones y
márgenes del pasillo estaban cubiertas de solería.
En las casas habitadas
por familias económicamente débiles, el suelo es terrizo, cubriéndose con una
capa de boñiga amasada con agua y humo de pez que impide que se levante la
tierra.
Por lo que respecta a los materiales
tradicionalmente empleados, puede observarse una gran evolución que ha roto
toda dependencia con el medio físico, adaptándose otros que, si más caros por
tratarse de materiales de fábrica tienen la ventaja de una mayor rapidez en la
construcción.
Las
partes de la casa que más han acusado la evolución de los materiales han sido
la cubierta y el piso de separación de las plantas, donde las vigas de encina,
los tiguillo o el cañizo y la bóveda, han desaparecido sustituidos por la
rasilla o los pretensazos. Por otra parte, el cemento ha desplazado el barro
tradicional.
Finalmente,
la evolución de estos materiales hay que insertarla en el contexto de una
evolución funcional de la casa, así, el menor grado de dependencia que hoy día
tiene ésta respecto a la explotación, le ha conferido casi exclusivamente el
papel de vivienda, a tono con el cual se han creado necesidades nuevas que
exigen dependencias y materiales hasta ahora poco difundidos.
El
grosor y la solidez de los muros dotan a la casa de unas condiciones
isotérmicas que hacen innecesarias grandes medidas de protección frente a los
cambios de temperatura.
La escasez de
precipitaciones y su carácter casi siempre de precipitaciones líquidas, no
plantea la necesidad de dispositivos especiales de protección, que quedan
reducidos a una suave inclinación de las canales, con lo que de sobra está
asegurada la evacuación de las aguas.
· ILUSTRACIONES CASA TÍPICA:
CALLE REAL
CALLLE CAÑUELO
CALLE CONQUISTA
· INTRODUCCIÓN EDIFICIO REGIONALISTA
Podemos ver como en la Plaza de España de Villanueva de Córdoba se
levanta un edificio que para nada tiene que ver con lo anterior comentado pues
en lugar de tener un enlucido de color blanco en su pared se presenta en
ladrillo visto.
Esto nos llama la
atención si vemos como las casas señoriales coetáneas de este enclave se
presentan con las características antes denominadas, destacando además como en
esta población se exige el uso del granito en las fachadas pues es la piedra
autóctona y para poseer una estética no discordante debe llevar esto o una
imitación de este por pintura pero nunca otro material; aquí ese material es
respetado pero en lugar de hacer una composición de muro que fuera enlucida de
blanco para tampoco perder dicha estética, se presenta el ya nombrado ladrillo.
·
HISTORIA
Por fotos de la época este edificio estaría ya terminado allá por
1908. Cuentan los actuales dueños de la casa que el que encargó hacer este
edificio era apodado ‘El Exquisito’ por sus gustos refinados, un hombre
de alta alcurnia del pueblo con un gran número de terrenos en su poder, estudió
en Sevilla en los primeros años de siglo y era amigo del afamado Aníbal
González y que le mandó que le hiciera un edificio en su pueblo.
El enclave
escogido es excepcional pues se presenta en el centro neurálgico de la
población en ‘La Plaza de España’; no podemos remitirnos a ningún
proyecto que presente su rúbrica y por ello afirmar la realización de este
arquitecto, solo los comentarios del actual dueño de la casa pues el que la
encargó la vendió a los moradores actuales para que pudieran abrir en ella una
tienda que aun permanece y que precisamente el Ayuntamiento le ha dado un reconocimiento
últimamente por ser el negocio más antiguo de la población.
Como digo me he remitido a los datos de
la familia del que encargó la construcción que recuerdan comentarios de la amistad
del “abuelo” con Aníbal González y que si hubieran conservado algún
plano o proyecto de este, por las mudanzas que han tenido se hubieran
extraviado; del dueño actual y del historiador del pueblo y todos coinciden en
que fue realizada por Aníbal González. Sin duda, aunque no esté demostrado, lo que sí
se puede demostrar es que es un edificio diferente a lo hecho en este enclave y
que presenta rasgos regionalistas a pesar de que no sea precisamente de este arquitecto.
·
DESCRIPCIÓN DE LA CASA.
Podemos
destacar también en su fachada el movimiento de la forja de las rejas de los
balcones que dan un aire modernista sin parangón en el pueblo pues de ahí destacamos
que los que las crearon no eran de la zona, y son análogas a las de la ‘Casa
del Sr. Sainz de Rozas’ en Sevilla de José Gómez Millán cuñado de Aníbal
González y perteneciente a una gran saga de arquitectos encabezada por su
padre José Gómez Otero (1845 – 1920).
Al igual que estos balcones
se aprecia también en la baranda de la escalera de la casa o en la cancela unas
interpretaciones similares.
· Sería pensada como una única vivienda aunque la familia lo
adaptó en pisos para su habitabilidad por las hijas del dueño y claro sin estar
desde un principio en el piso bajo pensado establecer un local comercial por lo
que llama la atención, una vez más, como los techos de la casa son muy altos
cosa inusual en la población o en la zona.
Cuentan los moradores que estaría articulada
en su interior en torno a un patio con soportales y en su centro palmeras, cosa
ahora que no queda pues fue transformado para hacer las veces de trastienda, el
echo de que hubiera palmeras es muy significativo si tenemos en cuenta que Aníbal
González fue pionero en la colocación de palmeras y naranjos en el
urbanismo; primero se daría en Sevilla fomentado por él como ya he dicho, y
luego lo veremos en cada una de las poblaciones fundamentalmente andaluzas por
el clima para su perfecta conservación.
De su interior poco tenemos que destacar
aparte del ya citado patio que sería una gran norma del carácter constructivo
de la época en Sevilla pero sí sería relevante mencionar el soporte que esta
casa utiliza.
De entrada es ya
diferente al usado, como hemos visto, en la arquitectura vernácula porque en
esta predomina la bóveda de aristas y los pilares gruesos y aquí contrariamente
se usan techos planos, altos y es destacable la aparición de una columna de
acero que se alza desde el sótano hasta el segundo piso.
Esta presenta una basa donde habrá una
inscripción que en principio sería importante pues pone como ha venido desde
Sevilla ya que aquí era donde se situaban las manufacturas de fundición en las
que se fabricaban; además de que tiene un número que en su momento sería
identificativo de esa serie; llama como bien he dicho la atención porque aunque
el arquitecto del edifico fuera local o de la zona, nunca se le hubiera
ocurrido ir a Sevilla a por una columna para hacer las veces de pilar de la
edificación.
Esta columna iría con un fuste estriado y poseerá también un
capitel sencillo formado a base de hojas de acanto.
Los elementos sustentantes del resto de la vivienda serán paredes
de ladrillo enlucidas y pintadas como en las viviendas de hoy en día no serán
como las coetáneas del pueblo que iban con piedra revestidas.
Siguiendo con la
comparación de esta fachada con la de ‘Mateo Gago’ se aprecia que en
ambas hay una considerable reducción en la decoración. Es así mismo
significativo la simplificación que se ha hecho en las referencias a los
estilos históricos. Parece evidente que en esta casa se logra plasmar el
espíritu del denominado "estilo sevillano". Frente a otros edificios
suyos en los que las fuentes de inspiración se hacen evidentes, en esta ocasión
nos encontramos con una fusión del repertorio formal del Renacimiento, muy
sencillo y plano, y de la ornamentación mudéjar, a base de ladrillo tallado con
distintos motivos, que se dispone en torno a los balcones y en el eje de la
fachada principal por lo que existiría el eclecticismo que predomina a
principios de siglo en las construcciones sevillanas como posteriormente
desarrollaré.
Por lo demás no destaco nada porque al
haber sido reformada, en su observación no he reparado nada más que pueda
llamar la atención y comparar con las edificaciones del regionalismo sevillano
y/o que sea a su vez distinto a lo autóctono.
· LA ARQUITECTURA ESPAÑOLA DEL
PRIMER TERCIO DEL S. XX.
Cuando Aníbal González concluye sus estudios de arquitectura
en 1902, la arquitectura europea está intentando buscar alternativas al
callejón sin salida que representa el eclecticismo.
Hay un deseo de
cambio profundo alineado con las corrientes renovadoras de la cultura. Los
diversos modos y maneras con que este “estilo 1900” se manifiesta tienen todo
el carácter de un florecer concentrado. Es el reflejo de un estado de ánimo
general, de una voluntad de cambio que se manifiesta en los ambientes más
desarrollados, más propicios.
Sevilla tuvo en el Aníbal González
recién llegado un arquitecto modernista, y con él varios de entre sus colegas
coetáneos. Los jóvenes que por aquellos años concluían sus estudios en
Barcelona, e incluso en Madrid, no podían sustraerse al atractivo que el “nuevo
estilo” prodigaba; muchos de ellos, de vuelta a sus ciudades de origen,
llevaron a cabo edificios en los que lo aplicaban.
De una parte el joven arquitecto que
ejecutaba en su ciudad una obra modernista lo hacia sin unas motivaciones
culturales profundas, en definitiva se trataba de la elección de un estilo
nuevo de moda dentro del catálogo que su eclecticismo le permitía usar.
En Sevilla, las
corrientes burguesas renovadoras eran débiles y parcas frente a la oligarquía
dominante; y de cualquier modo, la estructura económica y el ambiente cultural
no estaban en condiciones de arropar semejantes novedades.
· La ponencia “Orientaciones
sobre el resurgimiento nacional” dice que “la absoluta libertad con que el
artista arquitecto puede desarrollar sus concepciones”, “siendo la arquitectura
un arte tradicionalista, puesto que tiende a perpetuar las formas pasadas,
modificándolas constantemente, según los gustos y las necesidades sociales de
la época, es muy conveniente para la buena orientación de la arquitectura
nacional, el estudio de nuestros estilos históricos, para contribuir a la
interpretación española, en cada época del arte arquitectónico”.
Se afirma, pues,
el historicismo como única vía, como único oriente, para las tareas del
arquitecto; por ello “en las Escuelas de Arquitectura se dará importancia a la
enseñanza de nuestros estilos históricos”, y de “estas enseñanzas y en las
particulares de libros, conferencias, etc… se procurará obtener un cuerpo de
doctrina, en el que se exprese netamente cuáles son las características de la
arquitectura de cada región en cuanto a la disposición, la construcción y la
decoración”.
· LA
ARQUITECTURA SEVILLANA.
Este período, que se inicia con la profunda transformación que
significó el comercio de Indias y los cambios estructurales subsiguientes,
tiene su expresión arquitectónica en la incorporación del lenguaje del
Renacimiento, el cual perduraría con todas las crisis e involuciones
manieristas y barrocas hasta la consumición del neoclasicismo, con la asunción
de los eclecticismos, y la conciencia, aceptada o reprimida de los profundos
cambios que el industrialismo anunciaba.
La arquitectura
común que se construye en Sevilla a comienzos de siglo está realizada en una
amplia proporción por maestros de obras. Y si bien la mayor parte de su producción
no pasa de un nivel mediocre, al igual que la firmada por arquitectos, existe
un grupo de profesionales, tanto entre los titulados como los que no lo son,
que realizan una obra digna, incluso en ciertos casos interesante.
El andalucismo
regionalista, la fogosidad dialéctica, el llamamiento a la acción para sacar a
Sevilla de su desgana, va a plasmarse en una atención a las reformas urbanas y
en la iniciativa de promoción de la arquitectura sevillana mediante la
convocatoria de un concurso municipal para premiar a la mejor producción
edilicia.
El historicismo
era la única vía posible, ya que no existía un espíritu progresivo que oponer
por parte de los arquitectos ante la alternativa. Se avecinaba una etapa de
amplio quehacer y todos estuvieron dispuestos a participar con las condiciones
del eclecticismo; ellos eran el eclecticismo. La instauración de este, de la
libre reproducción de todos los estilos es la piedra miliar del momento cultural
arquitectónico; el desviacionismo de las bases conceptuables de la creatividad,
ya patentes en la mentalidad arqueológica del neoclasicismo, se expresa en
decadentismo, conservadurismo reaccionario, esterilidad y confusionismo
cultural. Es un significante evidente de la totalidad del momento histórico.
Así el estilo arquitectónico sevillano
surge de la conjunción entre unos elementos estilísticos históricos y unos
elementos constructivos originales; es decir, el estilo sevillano es el
resultado de pasar por el tamiz de las técnicas y artesanías constructivas locales
y de la capacidad del arquitecto, el muestrario diverso de los estilos
históricos, siendo para él claves el mudejarismo y el clasicismo. Guichot,
Alejandro como segundo florecimiento de la ciudad en su opúsculo “Desde
Riaño hasta Aníbal González. Constitución de Escuela del Estilo Arquitectónico
Sevillano”, en 1928.
Es en la tipología de viviendas urbanas en la que llegaremos a ver
dominar la temática formal, sin duda como resultado de una continuidad
histórica nunca rota del todo desde la formación de los arquetipos clásicos a
finales del siglo XVI.
· LA FIGURA DE ANÍBAL GONZÁLEZ.
La
abundante producción arquitectónica de Aníbal González, abarcó numerosas
obras de todo tipo. No es un arquitecto dedicado en exclusiva a la construcción
de obras singulares, como ha sido opinión comúnmente extendida. La edificación
de casas entre medianeras, por ejemplo, fue emprendida repetidas veces por él;
e incluso llegó a efectuar obras de ampliación o reforma de otras
preexistentes.
Los años del
primer decenio de siglo, anteriores al concurso de la Exposición, nos muestra a
un arquitecto joven, inquieto, en cierta manera comprometido con los lenguajes
arquitectónicos de vanguardia en el comienzo de siglo.
· El trabajo personal de Aníbal
González contaba con dos instrumentos laterales de su particular aprecio.
De un lado el uso de la cinta métrica, que para él representaba la vía de
conocimiento de las cosas mensurables; continuamente medía cuantas cosas le
interesaban, fuera cual fuera el volumen del artefacto que le interesase, desde
cualquier elemento arquitectónico a la concienzuda medición que llevó a cabo de
la ‘Giralda’, cuyos resultados utilizó para el dibujo de las secciones
que incorporó a su estudio sobre el edificio, y en el que se manifiestan los
aumentos de espesor de los muros conforme se eleva en altura.
De otra parte la
sistemática utilización de sus cuadernos de notas, de formato de bolsillo y
pastas negras de hule, en los que reunía sus anotaciones, redactaba sus
borradores, escribía acerca de todos y cada uno de sus trabajos profesionales.
Es indudable que en ellos, en poder de sus herederos, se encierra un caudal
inestimable para profundizar en el conocimiento de Aníbal González
arquitecto.
Aníbal
González realizaba esa primera fase mediante croquis a mano alzada de
escala reducida, dibujados a lápiz en una primera época y con su pluma habitual
en la última. Para una producción tan extensa como la que salió de su estudio
debió contar con un mínimo equipo de colaboradores.
Fue una pieza
clave de su historia contemporánea, un formalizador de ella, y por ello
imprimió un carácter acusado a su medio. Sevilla era de una forma determinada
cuando Aníbal González modela su madurez en ella.
La actividad de Aníbal
González resultará circunstancia clave para la historia urbana del siglo XX
en Sevilla y elemento histórico para comprender la cultura arquitectónica del
reinado de Alfonso XIII en España.
· LA
ETAPA MODERNISTA DEL ARQUITECTO.
La organización mural, muy plana, sostiene un subsistema
decorativo aplicado. Sin embargo, las palabras de Aníbal González en la memoria
descriptiva son. “La decoración exterior es bien sencilla y se limita a las
líneas generales constructivas”. Y sigue: “los materiales empleados son el
ladrillo fino y bloques de hormigón de cemento y el ladrillo corriente
revestido con enlucido de cemento”.
· SU
CONVERSIÓN AL REVIVALISMO.
La conversión nacionalista del
arquitecto se realiza bajo la bandera de la corriente neomudéjar. El
neomudejarismo; esta arquitectura neomudéjar fue el detonador de una corriente
más general y trascendente en el período 1875 – 1928, aproximadamente, y es la
que se ha venido en llamar la “arquitectura del ladrillo”, que si bien se
originó en el neomudéjar, inundó otras corrientes historísticas siendo
ampliamente desarrolladas mediante el uso masivo de sus técnicas constructivas,
y ofreciendo con él toda una gama de aportaciones expresivas, nacidas
nacionalistas pero orientadas hacia una honradez y simplicidad expresivas.
Producción
masiva, maestría constructiva, baja economía, variabilidad de diseño, con base
tanto en las amplias posibilidades en su aparejo como en una labra enormemente
rica y no muy difícil, permitieron que el fuerte ritmo constructivo que en los
últimos decenios del siglo XIX se produjo en las grandes ciudades del país,
viniese expresado en gran medida bajo la modalidad neomudéjar o, al menos,
mediante las técnicas constructivas y expresivas del ladrillo.
Se produce pues
el inicio de las tareas de Aníbal González dentro de la arquitectura
nacional bajo la corriente neomudéjar, de cuya mano se abrirá su densa
producción de arquitectura en ladrillo que perdurará a lo largo de toda su
vida, con orientaciones estilísticas diversas en momentos intermedios, para
abrazar después un lenguaje clásico que abandonaría en pocas ocasiones, pero
suficientes para mostrar la base ecléctica de su nacionalismo arquitectónico.
En la base
ecléctica de la arquitectura de Aníbal González radica el hecho de que
no pueda hablarse de una nítida etapa neomudéjar. Las obras de este carácter
conviven en sus principios con los últimos titubeos de modernismo y de libertad
“exterior” a una estilística histórica.
· LOS
EDIFICIOS DE VIVIENDAS ENTRE MEDIANERAS.
Catalizada por el fermento de la Exposición, Sevilla va a vivir
unos años de crecimiento sin precedentes, realizándose una gran producción de
edificios entre medianeras, tanto en las vías interiores de nuevo trazado como
en las acciones sobre solares aislados.
El denominador común a nivel de lenguaje es el historicismo, más o
menos complejo, en función de las disposiciones económicas y de gusto de cada
ocasión.
Aníbal
González, superada la etapa neomudéjar, pasa a introducir en sus años de
madurez elementos del lenguaje renacentista pero sin abandonar la fábrica y la
labra del ladrillo en limpio. Paños muy bien aparejados, con un sistema
incorporado de órdenes, molduras, cornisas, etc… labradas en el mismo ladrillo.
· LOS
ESCRITOS Y EL PENSAMIENTO ARQUITECTÓNICO.
Aníbal González fue con su
obra, y también con sus breves escritos, un defensor del nacionalismo
arquitectónico, con particular inclinación a subrayar el carácter regionalista
de tal actitud.
“La casa antigua
sevillana, dotada del típico patio, base esencial de la misma, rebosante de luz
y de alegría, de zaguanes amplios y apeaderos, de galerías cubiertas y
descubiertas, de pórticos, jardines, miradores, torrecillas, etc…” La defensa
de este modelo la hace Aníbal González, los propietarios y el
Ayuntamiento también, abriéndose un concurso de casa de estilo sevillano. La
casa para unos pocos sevillanos.
A José Andrés
Vázquez, en “Unión Patriótica” de 6 de febrero de 1929, le dice: “Es
imposible definir con exactitud lo que constituye la arquitectura sevillana por
la complejidad de los factores que la determinan y por la variedad de los
interesantes elementos que la componen”.
No cabe enunciar un “estilo” sevillano
como un sistema de formas con cualidad y expresión significativas, que hace
visible una forma de pensar y sentir. A la variedad de elementos, clave
ecléctica multiestilística, se une la complejidad de factores como causa. La
amplia producción edificatoria en los años 1910 – 1930 dentro del sevillanismo,
se realiza con base en el desarrollo de las industrias básicas y tradicionales
de la construcción, las del ladrillo, de la cerámica vidriada y del hierro
fundido y forjado, aparte las de la cal, el yeso y la madera tallada.
El lenguaje
formal utilizado, exigía y venía exigido, por las artesanías constructivas de
esos materiales. Así por ejemplo, el ladrillo, dueño de una tradición
centenaria de enorme importancia, que tiene su cenit en la arquitectura hispano
– musulmana y que permanece en la sabiduría constructiva local desde el
mudejarismo hasta el barroco, prolongándose como en un epílogo final de una
manera de hacer en nuestra primer parte de siglo.
· REFLEXIÓN FINAL.
De este modo
vistas estas interpretaciones sobre el edificio y la información de lo que
parece ser el movimiento artístico a través del cual se recoge, lo que he
pretendido explicar es que aunque no se sepa el autor sí se ve de una manera
explícita que no es la construcción típica de este pueblo ni de esta zona sino
más similar a los movimientos de Sevilla de principios de siglo; de este modo
puedo decir que estaría inconcluso hasta el hallazgo de algún plano o proyecto
donde aparezca el nombre del arquitecto; viendo como, si es como aquí se afirma
de Aníbal González todo lo recogido sería totalmente válido pero, si al
contrario, se trata de cualquier otro se refutaría esta hipótesis y se
cambiaría lo comentado adaptándolo a la maniera de este. Al igual que
tendría que cambiar el título de esta investigación, donde no pondría
¿Arquitectura del Regionalismo Sevillano en Villanueva de Córdoba? porque está
claro que sí aunque si lo dejara sería con un sentido de extrañeza no dudoso.
También es
importante comentar como D. Alberto Villar Movellán afirma que si es
cierto que es una obra de Aníbal González, él nunca iría a este lugar a
realizar la obra sino que se le darían unas pautas de cual es el tipo de
edificación de la zona y de ahí diría como habría de realizarse –de ahí el uso
del granito en la fachada pero eso sí sin prescindir de su característica más
común que es el uso del ladrillo-; destacando de igual modo el profesor que a
lo mejor expuso la profusión de decoración en su fachada u otros puntos clave
de sus construcciones pero los albañiles que la realizaran no le harían mucho
caso o simplemente que no tenían la capacidad ornamental del maestro.
Este ladrillo
también es destacable como no sería el usado por el arquitecto en Sevilla, por
ejemplo, en la ‘Plaza de España’ sino que presenta un color de la
arcilla distinto destacando como sería el que se hiciera en la zona de Los
Pedroches y no exportado desde allí como otros elementos constructivos que sí
hemos podido ya analizar.
· BIBLIOGRAFÍA.
· PÉREZ ESCOLANO, V.: Aníbal
González, arquitecto (1876 – 1929). Arte Hispalense; 1996; Sevilla.
· VALLE BUENESTADO, B.: Villanueva
de Córdoba. Estudio geográfico de un Municipio de los Pedroches; Estudios
Cordobeses - Diputación Provincial de Córdoba; 1978; Córdoba. 364 – 367 Págs.
· VILLAR MOVELLÁN, A.: Introducción
a la Arquitectura Regionalista: el Modelo Sevillano. Universidad de
Córdoba, Departamento de Historia del Arte. Córdoba, 1978.
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